Mi hija tiene 12 años, cursa 6º de Educación Primaria y una de las últimas mañanas, cuando nos dirigíamos al colegio, me ha comentado que su tutora les había hablado sobre bandas terroristas, en concreto de Al Qaeda y de ETA. Mi reacción ha ido acompañada de sorpresa, considero que hay determinados temas de los que se habla demasiado poco en los centros educativos para el impacto y el gran perjuicio social que han ocasionado y que provocan en nuestra sociedad, además de haber destrozado las vidas de numerosas familias.
Seguidamente, me he interesado por el contenido de esa exposición, pero antes de darme respuesta, mi hija me preguntó que cuál de los dos grupos terroristas era peor, mi respuesta fue espontánea, le contesté que ambos están formados por criminales y sus acciones no tienen otro sentido que ocasionar daño y dolor en seres humanos que no entienden la vida como ellos, son unos cobardes inundados de malicia e ignorancia.
Reconozco que me ha producido una gran satisfacción que en la escuela hayan abordado este tema, quiero dejar patente que mis hijos estudian en la escuela pública, una escuela que debe estar al margen de ideologías, que no debe estar vinculada a ninguna tendencia política, que no debe ser sectarista y que su actuación debe orientarse y centrarse en enseñar y formar a personas para que tengan un futuro digno y sean capaces de pensar y actuar por ellas mismas. No encuentro una mejor forma de invertir el dinero público, la educación de calidad, accesible y equitativa, es el motor para que una sociedad pueda desarrollarse de una manera eficaz y eficiente.
Me resulta especialmente llamativo observar a determinados gobernantes esforzándose en defender a diario la enseñanza pública y sin embargo, ellos y sus hijos no han pisado un centro de estas características en su vida, no creen, no han creído, ni creerán en este tipo de sistema, solo lo utilizan con fines electoralistas, algo que se puede demostrar analizando la frecuencia con la que se cambian las leyes educativas de nuestro país.
Es muy inquietante ver como algunos maestros de la enseñanza pública escolarizan a sus hijos en centros concertados, respeto con firmeza y determinación la libertad de elección de centros educativos que haga cada familia, por supuesto, la libertad es la esencia de la educación, pero decir una cosa y hacer la contraría es la definición perfecta de incongruencia, consejos vendo que para mí no tengo. Es muy preocupante no confiar en el sistema educativo del que formas parte y que además te proporciona el sustento económico todos los meses.
Admiro y valoro los esfuerzos y sacrificios que tienen que realizar los docentes de la escuela pública para conseguir su plaza, sus trayectorias están llenas de múltiples experiencias en diferentes centros, de muchas horas de estudio, renuncias familiares y de miles de kilómetros en carretera para desplazarse a sus lugares de trabajo, si se compara con los requisitos exigibles a los profesionales de la enseñanza concertada, se puede llegar fácilmente a la conclusión de que existe una clara discriminación hacia los aspirantes a obtener una plaza del erario público.
Tengan presente que la enseñanza concertada hasta el comienzo de la etapa del bachillerato está sufragada por las arcas públicas, con el dinero de todos, allí la elección de los profesionales depende únicamente de los responsables del centro afectado, no tienen que someterse a ningún tipo de oposición, no se expondrán a la valoración de un tribunal, la decisión de su contratación se llevará a cabo por los equipos directivos de los colegios correspondientes y será pagada con fondos público, aquí el que paga no decide, un método que a mi modo de ver, está exento de las características propias que deben distinguir a un sistema de elección justo, no se puede exigir a unos tanto y a otros tan poco.
Independientemente de lo reflejado anteriormente, debo decir que no tengo absolutamente nada en contra de los docentes de la enseñanza concertada, me consta que existen grandes profesionales entre ellos que forman parte de excelentes centros educativos, simplemente describo una realidad y defiendo una opción de la enseñanza, la pública, que bajo mi criterio, debería ser prioritaria para los gobernantes, pero que en la práctica no lo es, aunque nos quieran vender lo contrario. Nuestros políticos frivolizan demasiado con el modelo público, desde las instituciones europeas les “tiran de las orejas” con cierta habitualidad y les recuerdan que el sistema en vigor es bastante mejorable en fondo y en forma, que no deben abusar de la figura del interino, pero en vez de satisfacer las necesidades educativas y velar por las condiciones labores de los trabajadores de la enseñanza prefieren satisfacer su ansias de poder, les resultan muy cómodos esos sillones tan carentes de principios educativos y desean intensamente seguir ocupándolos para continuar echándose la siesta sobre ellos, es el descanso mejor pagado que jamás han tenido.
Después de este inciso, retorno de nuevo a la parte de la banda terrorista ETA, apreciarán un cambio brusco en la temática, pero una cosa me ha llevado a la otra, ambas acaparan especialmente mí atención. Es necesario conocer la historia reciente de nuestro país y saber que tenemos un presidente que está blanqueando por su interés personal, nunca actúa en base a los intereses generales de la nación, a individuos que han colaborado y que justifican las atrocidades terroristas y que a día de hoy, desgraciadamente, por anomalías de nuestro sistema democrático y por la escasez de su decencia moral, se les reserva un lugar nada menos que en el Congreso de los Diputados y lo que es peor, se les hace partícipes en la toma decisiones que afectan a nuestro Estado, territorio al que no quieren pertenecer y que les provoca un profundo desprecio. Tengan claro que si se necesita que las matemáticas o la lengua desaparezcan de nuestro panorama educativo para que este señor siga ocupando la presidencia, el inquilino de Moncloa hará todo lo posible para convertirlo en realidad.
La memoria es necesaria para valorar y comprender la actualidad, el respeto a las víctimas del terrorismo no se puede negociar, ETA asesinó, secuestró e hirió a muchos seres humanos sin ningún sentido, entre ellos había niños que empezaban el camino de la vida y otros se quedaron sin la posibilidad de que sus papás les pudieran seguir acompañando al colegio a diario, como yo puedo hacer con mis hijos, afortunadamente, algo muy simple pero a la vez tan grande que para mí tiene un valor incalculable.
Por ello, agradezco a la maestra que se haya tomado la molestia de contarles a sus alumnos y alumnas que no hace mucho tiempo existía una banda criminal que asesinaba a personas sin ninguna justificación, que sembraba el terror en las calles españolas y que esa organización fue vencida por el Estado de Derecho español con la participación inestimable de sus Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, muchos de sus miembros dieron su vida por la causa, otros sufren secuelas irreversibles, pero no dieron un solo paso para atrás.
Los jóvenes tienen que conocer la historia para poder sacar sus propias conclusiones, no se trata de sembrar el odio, simplemente es transmitir conocimientos que les permitan valorar las condiciones en las que vivimos actualmente, para ello es imprescindible utilizar los canales educativos y protegerlos de la intrusión de personajes sin escrúpulos dispuestos a decir una cosa y hacer la contraria, capaces de menospreciar la memoria de las víctimas, por todo ello pongo en valor la importancia de un buen sistema educativo, es una gran necesidad que debe estar aislada de los caprichos de los cómplices de la barbarie.
Solicito respeto y educación, ustedes elijan el sistema que más les convenga o se ajuste a sus principios, yo reivindico una educación pública de calidad al servicio de todos y todas, donde sus profesionales se elijan mediante un método equitativo, donde la meritocracia desempeñe un papel transcendental, una educación que cierre la puerta de sus aulas al sectarismo, una educación en la que tengan cabida diferentes formas de pensar, una educación que esté al margen de intereses políticos, una educación en la que el centro de gravedad sean los alumnos, una educación inundada de buenos valores.
Finalizo este artículo con un sentido homenaje a las víctimas del terrorismo, lamentablemente, muchas ya no se encuentran presentes físicamente entre nosotros, pero siempre nos acompañarán sus almas, deben ser el faro que nos guíe para tomar determinadas decisiones, nuestra memoria debe reservar un lugar privilegiado para ellas, no les podemos devolver la vida, pero al menos defendamos su honor con valentía y dignidad.
«Recuerden que el éxito es intentarlo»
@elcaminoderapeni Raúl Pérez Nieto