¿QUÉ HACE UN REY COMO TÚ EN UN SITIO COMO ESTE?

Había una vez un rey que acudió a una cumbre en la que participaban numerosos países y cuyo objetivo principal era movilizar recursos financieros para abordar la pobreza, el hambre y la desigualdad existentes en el planeta tierra.

El soberano venía de Eswatini, uno de los países menos desarrollados de África, aproximadamente el 60% de su población vive por debajo del umbral de la pobreza y tiene una esperanza de vida de 49 años. El africano de los excesos no acudió solo a la cita, vino acompañado de un abultado grupo de incondicionales y por ello ordenó reservar 130 habitaciones de un lujoso hotel situado en el centro de una ciudad del sur de España donde fluyen las aguas del río Guadalquivir, el espejo de la capital elegida sede del evento.

El polígamo africano decidió elegir a una de sus 16 esposas para pasearse por las aceras de Sevilla y reivindicar la igualdad con determinación y convencimiento, poniendo a la Giralda por testigo. Mswati III solicitó que le instalasen un trono en su alojamiento en honor a sí mismo, ya que el amor que sentía hacia su persona era tan elevado que necesitaba exponerse en el altar de la vergüenza. Al señor rico del territorio pobre, cada vez que atravesaba la puerta de la entrada principal para dirigirse a sus aposentos, su séquito de hadas madrinas le estiraban una alfombra roja con el fin de evitar que sus valiosos zapatos pisasen el ardiente suelo del territorio hispalense.

El fortín donde dormía el “don Juan” de tez morena estaba muy bien protegido, por ello velaban con gran profesionalidad mujeres y hombres policías, empapados del sudor provocado por un horno que nadie era capaz de apagar. En ese cuartel general el personal entraba y salía, los coches iban y venían dirigidos por los conductores enciclopedia de la vida, siempre prestos, siempre dispuestos, narradores de múltiples e interesantes anécdotas que les iban surgiendo como consecuencia de sus numerosas travesías.

Las actividades que desempeñaba “el dios del continente madre” eran igual de enigmáticas que de suspicaces, se desconocían con exactitud los acontecimientos de su morada, pero el trasiego observable invitaba a presumir que pudieran no ser del todo ejemplares.

En la orden de servicio de su majestad venían reflejados algunos de sus principios básicos de actuación, decían lo siguiente: abundancia para mí y miseria para mi pueblo, pleitesía para mí y desprecio para mi nación, visión arcaica sobre las mujeres y obscenos sentimientos de propiedad sobre ellas, entre otras cosas que no conviene señalar por tratarse de un contenido sencillamente inaceptable. Esta aberrante información era conocida por casi todos los asistentes al encuentro, pero parece que a ninguno le molestaba, porque nadie expuso una sola objeción ante su presencia, por lo tanto, se podría decir que tenía muchos cómplices entre las entidades participantes.

En los foros de la cumbre se debatían medidas para erradicar aspectos muy predominantes en su forma de vida, pero él aguantaba estoicamente cada jornada, no se daba por aludido en absoluto y por lo que dicen en los bares que están abrazando a la Maestranza, “el miarma se pegó una jartá a hacerse fotos, a comer y a beber que no veas quillo”.

Aquí termina este breve y triste relato sobre las rutinas de un hipócrita, de un dictador y de un tirano que jamás debería participar en este tipo de acontecimientos, porque la finalidad principal de la ONU es entre otras cosas proteger los derechos humanos, por eso me pregunto sin obtener respuesta por el motivo de la presencia de un rey como él en un sitio como este.

Yo lo único que observo es falsedad, incongruencia, tomadura de pelo y una gran falta de respeto a la población. Ustedes seguramente tengan la capacidad de explicarme por qué un mandatario con este perfil es citado para la ocasión. Si me ayudan a encontrar una justificación se lo agradeceré eternamente y por favor, nunca olviden que pagaron con sus impuestos la protección de este tipo y de algunos de sus indecentes secuaces, de los que quizá escribiré, será en un próximo capítulo ya que no deseo indigestarles más por hoy.

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