El 28 de abril de 2025 estás en tu casa preparando la comida y de repente la “vitro” deja de funcionar, acto seguido, tocas en la puerta del vecino y le preguntas si le está sucediendo lo mismo, parece que sí. Pasan dos minutos y miras el teléfono, te encuentras con un aluvión de mensajes que dicen que se ha ido la luz en media Europa, no vas a poder sacar el coche del garaje y tienes que ir a buscar a los niños al colegio, consideras que será algo pasajero y se resolverá inmediatamente.
El tiempo pasa y la televisión sigue sin encender, decides llamar a tu mujer, pero la llamada no funciona, te llegan más mensajes pidiendo calma, quizá sea el momento de impacientarse. El wifi no arranca, miras por la ventana y ves a los pájaros volar, ellos no necesitan wifi para seguir viviendo, su vida no se verá afectada, está claro, su nivel de adaptación como especie es superior al nuestro. Observas tu cartera y ves que no tienes dinero en efectivo, otro problema provocado por el apagón, no podrás comprar nada, las tarjetas no funcionarán y en el «kit» de supervivencia que te aconsejaron tener para hacer frente a la “guerra” no tienes billetes, no se te ocurrió, en qué estarías pensando.
Comienza la ansiedad y como consecuencia deseas resolver rápidamente los problemas que te aparecen, lo único que consigues es extenderlos, el móvil suena, otro mensaje más, que locura. Ahora lees que esto ha sido provocado por Putin, estaba claro que llegaría este momento, además no tenemos munición para defendernos por culpa de la irresponsabilidad de nuestros gobernantes, un desastre.
Ahora te invade una tranquilidad repentina, piensas que no puedes hacer nada y eso te exime de cualquier obligación, entonces decides ir al bar, los españoles somos muy de taberna, allí esperarás hasta conseguir estar iluminado de nuevo y lo celebrarás con ese botellín que nunca te falla. Según vas al bar pasas por un bazar chino, están abiertos y vendiendo, es increíble, todo el mundo “acojonado” y ellos siempre dispuestos para el trabajo, allí decides comprar un transistor y unas pilas, hace mucho tiempo que no escuchas la radio mediante un transistor, hoy lo vas a necesitar, es la única forma de enterarse del transcurso de la apocalipsis, la radio nunca falla, ese medio está exento de la desinformación y de los bulos, sobre todo si el locutor es Carlos Alsina, te asegurarás de no escuchar teorías conspiratorias, ya irán apareciendo en días venideros, siempre que esto no suponga el fin del mundo.
Llegas al bar, después de asegurarte de que tus hijos están en buenas manos y pones el transistor a funcionar, le das a la ruleta y sintonizas la emisora que te gusta, casualmente está el presidente dando una rueda de prensa y nos invita a no caer en la desinformación, pero a su vez, se permite el lujo de no aceptar preguntas de los periodistas, entonces te cuestionas el sentido de la comparecencia y llegas a la conclusión de que no tiene ni idea de lo que ha podido suceder, sabes que en este país se aprueba casi todo, no importa llegar tarde y sin información, las normas del juego se ajustan a los participantes.
Decides de que es un gran momento para la reflexión y para poner en valor lo analógico y lo cotidiano, porque calentar el potito de tu hijo, subir en el ascensor, ver funcionar a los trenes y disponer de semáforos pueden ser actividades de lujo. Se te viene a la cabeza lo que sucedió en el año 2020 y caes en la cuenta que nada es imposible.
«Recuerden que el éxito es intentarlo»
@elcaminoderapeni Raúl Pérez Nieto
Hola, leyendo esto me ha hecho recordar aquel día y como lo viví. Hubo algún momento del día que me vi sobrepasada por estar totalmente incomunicada con mi hijo durante unas horas, pero luego el resto del día lo disfruté sin prisas y sin tecnología que algunas veces hace bien mirarnos y hablar cara a cara. En momentos como estos te das cuenta de que nos estamos deshumanizando, damos prioridad a muchas cosas antes que hablar con alguien tomando un café.
Es para reflexionar.
Un saludo.
Hola María José, muchas gracias por tu comentario. Vivimos demasiado deprisa y nos olvidamos de lo básico, por eso creo que en ocasiones apagarse puede servir para encenderse, para olvidarnos de la inmediatez y valorar lo que tenemos cerca.
Un saludo.