Hace unos días conversaba con un amigo íntimo y me comentó que no se sentía bien, en su vida se estaban produciendo una serie de acontecimientos que no le permitían estar tranquilo. Me decía que estaba atravesando una etapa en la que la adversidad le acompañaba por todas las partes y que no encontraba las herramientas necesarias para salir del laberinto.
Él siempre se ha caracterizado por ser una persona optimista, inquieta, humilde y muy trabajadora, desprende una gran vitalidad y es un ser humano formidable. Bajo mi punto de vista, siempre ha entendido la vida de manera muy inteligente, su propósito nunca fue ser el mejor, pero siempre tuvo muy claro que las batallas se ganan si te enfrentas a ellas.
Lo encontré bastante afectado, sobrepasado por las circunstancias, me sorprendió ver a una persona de sus características envuelto en esa dinámica. Mi colega de siempre, me decía que sentía una gran sensación de frustración, de vacío interno, algo que no era capaz de controlar y que le estaba dificultando su vida de manera notoria, los consejos que siempre tuvo para otros no le servían para él.
Estuvimos charlando un buen rato, me encanta su conversación, es una fuente de aprendizaje, aunque esa tarde no era él, yo quería escucharle, pero le costaba mucho enlazar varias frases consecutivas, rápidamente me percaté de que necesitaba ayuda. Me hablaba de su mujer y se sus hijos, siempre han sido su prioridad, su fuerza, su energía, admiro su relación familiar, es fantástica. Insistía en transmitirme el dolor que le causa que lo vean así, sabe que ellos necesitan ver de nuevo a ese padre y a ese marido que siempre fue todo un ejemplo a seguir, a mi modo de ver.
Le pedí que intentara describirme el motivo por el que se sentía de esa manera y él me contestó que no sabía concretarlo, en ese momento saco una sonrisa y noté que sus ojos se iluminaban, nunca le he visto llorar y creo que estaba a punto de hacerlo, me dijo que no entiende como las cosas insignificantes le están desbordando, que está dejando de creer que después del esfuerzo llega la recompensa, que piensa que la sociedad es un despropósito donde habitan por un lado, personas honestas, responsables y trabajadoras a las que se les desplaza y por otro, aquellas que no conocen el sacrificio y la honradez y que sin embargo, se les saca a hombros de las grandes plazas.
Me comentaba que su objetivo fundamental siempre fue proporcionar educación a sus hijos, transmitirles buenos valores e inculcarles el respeto por los demás como bien superior, pero se estaba empezando a cuestionar seriamente si esa metodología era la adecuada para desenvolverse con eficacia en el mundo actual, ese sentimiento le producía una gran incomodidad, por ello deseaba que desapareciera de su cabeza, siempre eligió a la integridad y a la dignidad como compañeras de camino y nunca le habían traicionado hasta el momento.
Yo me sentía apenado y preocupado por su estado emocional y debía apoyarle de alguna manera, lo primero que se me vino a la mente fue darle las gracias por compartir esos sentimientos tan profundos conmigo.
Considero que todos tenemos momentos de debilidad, que experimentamos frustraciones, que vemos como nos implicamos al máximo para conseguir algo que después no llega y es muy duro aceptarlo. El día de la conversación mi percepción sobre mi amigo mejoró, algo que era muy difícil, ya que para mí siempre fue un referente, su vulnerabilidad le hizo más grande, simplemente era una muestra más de la gran persona que es, alguien que se cuestiona así mismo porque es humilde por encima de todo, alguien que siempre da la cara, alguien que no se aprovecha de los demás para su propio beneficio porque es especialmente generoso, alguien que siempre estuvo cuando lo necesité, alguien que nunca juzga a los demás.
Me cuesta mucho dar consejos, aun así, quise decirle que los “todoterreno” también tienen averías, la vida es grande pero difícil y en ocasiones es muy ingrata. Estoy convencido que las personas brillantes como él, siempre saldrán a flote, no cualquiera defiende que el éxito es intentarlo, que los resultados son una simple anécdota y que la amistad perdura por encima de todo.
Y usted lector no piense en descubrir a mi amigo, piense en que mi amigo podría ser usted.
«Recuerda que una buena conversación puede ser el antídoto perfecto para una mala racha. Mira a los ojos a tu amigo, invítale a una birra y el vacío se llenará de repente»
@elcaminoderapeni Raúl Pérez Nieto
Mirarse en un espejo, oír las palabras adecuadas, sentirse escuchado….
Humildad y empatía